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ARRABALDE EN LA NUBE… Y EN EL CORAZÓN.
11 DE MARZ0 DE 2024.-
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Fallecimiento de SERAFINA FERNÁNDEZ TEJEDOR.
(Viuda de Herminio Villar Posada)
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N O T I C I A S
Lamentamos comunicar
que en el día de ayer, 10 de marzo de 2025, lunes, falleció en Benavente
(Zamora) a los 92 años de edad, SERAFINA
FERNANDEZ TEJEDOR, natural
de Arrabalde.
La capilla
ardiente ha quedado instalada en el tanatorio “Ciudad de Benavente” sala 1, de
Benavente (Zamora), donde permanecerá hasta el miércoles día 12, en que será trasladada a la localidad de
Arrabalde, en cuya iglesia parroquial se celebrarán los servicios religiosos a
las 12,00 horas, seguidos de su inhumación en el cementerio municipal.
Desde aquí le
damos nuestras más sentidas condolencias a su hijo Miguel, hijos políticos y
nietos, así como a toda la familia en general.
Descanse en paz.
(Nota:
Por error y porque las prisas no son buenas para nada, consigné que la persona
fallecida era trasladada para el velatorio de Arrabalde, cuando la realidad es
que quedó depositada en el tanatorio que más arriba se especifica. Siento los
trastornos que haya podido causar y os pido disculpas).
No llores si
me amas
La muerte no es nada. No he hecho más que pasar
al otro lado.
Yo sigo siendo yo. Tú sigues siendo tú.
Lo que éramos el uno para el otro, seguimos
siéndolo.
Dame el nombre que siempre me diste.
Háblame como siempre me hablaste.
No emplees un tono distinto.
No adoptes una expresión solemne ni triste.
Sigue riendo de lo que nos hacía reír juntos.
Reza, sonríe, piensa en mí. Reza conmigo.
Que mi nombre se pronuncie en casa como siempre
lo fue, sin énfasis alguno, sin huella alguna de sombra.
La vida es lo que siempre fue: el hilo no se ha
cortado.
¿Por qué habría de estar yo fuera de tus
pensamientos?
¿Solo porque estoy fuera de tu vista?
No estoy lejos, solo a la vuelta del camino.
Lo ves, todo está bien.
Volverás a encontrar mi corazón.
Volverás a encontrar mi ternura acendrada.
Enjuga tus lágrimas y no llores si me amas.
No llores si me amas.
¡Si conocieras el don de Dios y lo que es el
Cielo!
¡Si pudieras oír el cántico de los Ángeles y
verme en medio de ellos!
¡Si pudieras ver desarrollarse ante tus ojos los
horizontes, los campos eternos y los nuevos senderos que atravieso!
¡Si por un instante pudieras contemplar, como
yo, la belleza ante la cual todas las bellezas palidecen!
Tú me has visto, me has amado en el país de las
sombras.
No te resignes a verme y amarme en el país de
las inmutables realidades.
Créeme, cuando la muerte venga a romper tus
ligaduras, como ha roto las que ya me encadenaban.
Cuando un día que Dios ha fijado y conoce, tu
alma venga a este cielo, en que te ha precedido la mía. Ese día volverás a ver
a aquel que te amaba y que siempre te ama, y encontrarás su corazón con todas
sus ternuras purificadas.
Volverás a verme, pero transfigurado, estático y
feliz.
No esperando la muerte, sino avanzando contigo.
Te llevaré de la mano por los senderos nuevos de
la vida.
Beberemos con embriaguez a los pies de Dios, un
néctar del cual nadie se saciará jamás.
¡Enjuga tus lágrimas y no llores si me amas!
San Agustín.
