ARRABALDE EN LA NUBE… Y EN EL CORAZÓN.
10 DE DICIEMBRE DE 2019.-MARTES
EL TIEMPO EN ARRABALDE
Y SU ENTORNO
CONTENIDO: REFRANERO, LÉXICO, OCASIONALMENTE ALGÚN RELATO, UN MINUTO DE
POESÍA, FOTOS, EL TIEMPO Y COMUNICADOS SI LOS HAY, DE LA ASOCIACION CULTURAL
“PEÑA CASTRO CELTA”.
ANTIGUO REFRANERO
ESPAÑOL, FRASES Y DICHOS: Olla que mucho hierve, sabor pierde.
Emplea este refrán una
metáfora para explicar adecuadamente su significado: Si se quiere mantener una olla
hirviendo hay que tenerla mucho tiempo al fuego, con lo cual acabará perdiendo
sustancia y sabor; con ello quiere dar a entiende que los trámites que no se
hacen siguiendo el curso regular y como consecuencia de ello se alargan mucho
en el tiempo, se acaban perdiendo. Por lo tanto aconseja no demorar los asuntos
pendientes.
Luis Ubalde, en su obra Las cavernas de San Pedro cita así el refrán: “Ahora dirás que la
culpa es de ella. Olla
que mucho hierve, sazón pierde.
Basta de palabras de engañifa. Sé que eres poderoso y yo soy mujer vieja, pero
no me das miedo. ¡Ni tú ni los tuyos achicaréis mi genio honrado! Apártate de
nosotros, búrlate cuanto quieras de mí, pero a mi niña ni con el pensamiento la
molestes…”
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LÉXICO ARRABALDÉS. Una sencilla
recopilación de los viejos dichos y palabras que se usaban en Arrabalde; muchas
de ellas restos del antiguo dialecto leonés; otras también usadas y compartidas
en la comarca de Benavente y los Valles o en la Valdería, muchas ya
desaparecidas y otras con tendencia a desaparecer. Y también algunas que solo
son simples localismos inventados en Arrabalde, fruto del ingenio de los
arrabaldeses. (Todo ello sin pretensiones didácticas, tan solo un recordatorio con el único propósito de
que no se olviden).
Decía Fray Luis de León: “La costumbre usada y
recibida hace que sea un primor y gentileza lo que en otra lengua y a otras
gentes paresciera muy tosco”
(Por lo tanto, no
despreciemos las palabras y costumbres recibidas de nuestros antepasados, ellos
las usaron y se entendieron, nosotros ahora las recordamos).
(Cada día definimos una palabra nueva, una
frase o un lugar de Arrabalde).- Hoy recordamos la palabra: Sestiadero
Sestiadero.- Sesteadero.
Lugar donde sestea el ganado, generalmente a la sombra de encinas frondosas u
otros árboles similares.
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UN MINUTO DE POESÍA.-Espacio abierto a quien
desee publicar alguna de sus obras poéticas, tanto en verso como en prosa
poética. Puede hacerlo con su nombre o con seudónimo, o como prefiera. Los
envíos podéis remitirlos al correo:castrocelta@hotmail.com.
Hoy vamos a
leer un hermoso poema de Rubén Darío
(Nicaragua, 1867-1916), poeta, periodista
y diplomático, máximo
representante del modernismo literario en lengua española. Es, tal vez, el
poeta que ha tenido mayor y más duradera influencia en la poesía del siglo XX
en el ámbito hispano.
Ivernal
Noche. Este viento vagabundo lleva
las alas entumidas
y heladas. El gran Andes
yergue al inmenso azul su blanca cima.
La nieve cae en copos,
sus rosas transparentes cristaliza;
en la ciudad, los delicados hombros
y gargantas se abrigan;
ruedan y van los coches,
suenan alegres pianos, el gas brilla;
y si no hay un fogón que le caliente,
el que es pobre tirita.
Yo estoy con mis radiantes ilusiones
y mis nostalgias íntimas,
junto a la chimenea
bien harta de tizones que crepitan.
Y me pongo a pensar: ¡Oh! ¡Si estuviese
ella, la de mis ansias infinitas,
la de mis sueños locos
y mis azules noches pensativas!
¿Cómo? Mirad:
De la apacible estancia
en la extensión tranquila
vertería la lámpara reflejos
de luces opalinas.
Dentro, el amor que abrasa;
fuera, la noche fría;
el golpe de la lluvia en los cristales,
y el vendedor que grita
su monótona y triste melopea
a las glaciales brisas.
Dentro, la ronda de mis mil delirios,
las canciones de notas cristalinas,
unas manos que toquen mis cabellos,
un aliento que roce mis mejillas,
un perfume de amor, mil conmociones,
mil ardientes caricias;
ella y yo: los dos juntos, los dos solos;
la amada y el amado, ¡oh Poesía!
los besos de sus labios,
la música triunfante de mis rimas,
y en la negra y cercana chimenea
el tuero brillador que estalla en chispas.
¡Oh! ¡Bien haya el brasero
lleno de pedrería!
Topacios y carbunclos,
rubíes y amatistas
en la ancha copa etrusca
repleta de ceniza.
Los lechos abrigados,
las almohadas mullidas,
las pieles de Astrakán, los besos cálidos
que dan las bocas húmedas y tibias.
¡Oh, viejo Invierno, salve!
puesto que traes con las nieves frígidas
el amor embriagante
y el vino del placer en tu mochila.
Sí, estaría a mi lado,
dándome sus sonrisas,
ella, la que hace falta a mis estrofas,
esa que mi cerebro se imagina;
la que, si estoy en sueños,
se acerca y me visita;
ella que, hermosa, tiene
una carne ideal, grandes pupilas,
algo del mármol, blanca luz de estrella;
nerviosa, sensitiva,
muestra el cuello gentil y delicado
de las Hebes antiguas;
bellos gestos de diosa,
tersos brazos de ninfa,
lustrosa cabellera
en la nuca encrespada y recogida
y ojeras que denuncian
ansias profundas y pasiones vivas.
¡Ah, por verla encarnada,
por gozar sus caricias,
por sentir en mis labios
los besos de su amor, diera la vida!
Entre tanto hace frío.
Yo contemplo las llamas que se agitan,
cantando alegres con sus lenguas de oro,
móviles, caprichosas e intranquilas,
en la negra y cercana chimenea
do el tuero brillador estalla en chispas.
Luego pienso en el coro
de las alegres liras.
En la copa labrada, el vino negro,
la copa hirviente en cuyos bordes brillan
con iris temblorosos y cambiantes
como un collar de prismas;
el vino negro que la sangre enciende,
y pone el corazón con alegría,
y hace escribir a los poetas locos
sonetos áureos y flamantes silvas.
El Invierno es beodo.
Cuando soplan sus brisas,
brotan las viejas cubas
la sangre de las viñas.
Sí, yo pintara su cabeza cana
con corona de pámpanos guarnida.
El Invierno es galeoto,
porque en las noches frías
Paolo besa a Francesca
en la boca encendida,
mientras su sangre como fuego corre
y el corazón ardiendo le palpita.
¡Oh crudo Invierno, salve!
puesto que traes con las nieves frígidas
el amor embriagante
y el vino del placer en tu mochila.
Ardor adolescente,
miradas y caricias;
cómo estaría trémula en mis brazos
la dulce amada mía,
dándome con sus ojos luz sagrada,
con su aroma de flor, savia divina.
En la alcoba la lámpara
derramando sus luces opalinas;
oyéndose tan sólo
suspiros, ecos, risas;
el ruido de los besos; y la música triunfante de mis rimas,
y en la negra y cercana chimenea
el tuero brillador que estalla en chispas.
Dentro, el amor que abrasa;
fuera, la noche fría.
las alas entumidas
y heladas. El gran Andes
yergue al inmenso azul su blanca cima.
La nieve cae en copos,
sus rosas transparentes cristaliza;
en la ciudad, los delicados hombros
y gargantas se abrigan;
ruedan y van los coches,
suenan alegres pianos, el gas brilla;
y si no hay un fogón que le caliente,
el que es pobre tirita.
Yo estoy con mis radiantes ilusiones
y mis nostalgias íntimas,
junto a la chimenea
bien harta de tizones que crepitan.
Y me pongo a pensar: ¡Oh! ¡Si estuviese
ella, la de mis ansias infinitas,
la de mis sueños locos
y mis azules noches pensativas!
¿Cómo? Mirad:
De la apacible estancia
en la extensión tranquila
vertería la lámpara reflejos
de luces opalinas.
Dentro, el amor que abrasa;
fuera, la noche fría;
el golpe de la lluvia en los cristales,
y el vendedor que grita
su monótona y triste melopea
a las glaciales brisas.
Dentro, la ronda de mis mil delirios,
las canciones de notas cristalinas,
unas manos que toquen mis cabellos,
un aliento que roce mis mejillas,
un perfume de amor, mil conmociones,
mil ardientes caricias;
ella y yo: los dos juntos, los dos solos;
la amada y el amado, ¡oh Poesía!
los besos de sus labios,
la música triunfante de mis rimas,
y en la negra y cercana chimenea
el tuero brillador que estalla en chispas.
¡Oh! ¡Bien haya el brasero
lleno de pedrería!
Topacios y carbunclos,
rubíes y amatistas
en la ancha copa etrusca
repleta de ceniza.
Los lechos abrigados,
las almohadas mullidas,
las pieles de Astrakán, los besos cálidos
que dan las bocas húmedas y tibias.
¡Oh, viejo Invierno, salve!
puesto que traes con las nieves frígidas
el amor embriagante
y el vino del placer en tu mochila.
Sí, estaría a mi lado,
dándome sus sonrisas,
ella, la que hace falta a mis estrofas,
esa que mi cerebro se imagina;
la que, si estoy en sueños,
se acerca y me visita;
ella que, hermosa, tiene
una carne ideal, grandes pupilas,
algo del mármol, blanca luz de estrella;
nerviosa, sensitiva,
muestra el cuello gentil y delicado
de las Hebes antiguas;
bellos gestos de diosa,
tersos brazos de ninfa,
lustrosa cabellera
en la nuca encrespada y recogida
y ojeras que denuncian
ansias profundas y pasiones vivas.
¡Ah, por verla encarnada,
por gozar sus caricias,
por sentir en mis labios
los besos de su amor, diera la vida!
Entre tanto hace frío.
Yo contemplo las llamas que se agitan,
cantando alegres con sus lenguas de oro,
móviles, caprichosas e intranquilas,
en la negra y cercana chimenea
do el tuero brillador estalla en chispas.
Luego pienso en el coro
de las alegres liras.
En la copa labrada, el vino negro,
la copa hirviente en cuyos bordes brillan
con iris temblorosos y cambiantes
como un collar de prismas;
el vino negro que la sangre enciende,
y pone el corazón con alegría,
y hace escribir a los poetas locos
sonetos áureos y flamantes silvas.
El Invierno es beodo.
Cuando soplan sus brisas,
brotan las viejas cubas
la sangre de las viñas.
Sí, yo pintara su cabeza cana
con corona de pámpanos guarnida.
El Invierno es galeoto,
porque en las noches frías
Paolo besa a Francesca
en la boca encendida,
mientras su sangre como fuego corre
y el corazón ardiendo le palpita.
¡Oh crudo Invierno, salve!
puesto que traes con las nieves frígidas
el amor embriagante
y el vino del placer en tu mochila.
Ardor adolescente,
miradas y caricias;
cómo estaría trémula en mis brazos
la dulce amada mía,
dándome con sus ojos luz sagrada,
con su aroma de flor, savia divina.
En la alcoba la lámpara
derramando sus luces opalinas;
oyéndose tan sólo
suspiros, ecos, risas;
el ruido de los besos; y la música triunfante de mis rimas,
y en la negra y cercana chimenea
el tuero brillador que estalla en chispas.
Dentro, el amor que abrasa;
fuera, la noche fría.
Rubén
Darío
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FOTOS DE
AYER Y DE HOY: El castañero y la magia de la Navidad.
El lunes estuvimos en León, este año la iluminación navideña no es tan espectacular como otros años, el ayuntamiento está en plan ahorrativo.
El lunes estuvimos en León, este año la iluminación navideña no es tan espectacular como otros años, el ayuntamiento está en plan ahorrativo.
EL TIEMPO EN ESTE DÍA QUE PASÓ
TEMPERATURAS REGISTRADAS HOY:
Mínimas: -4º
Máximas: 10º
TEMPERATURA Y DATOS
REGISTRADOS A LAS 24,00 HORAS DE HOY: El
termómetro señala 1º.
Estado del cielo: Intervalos nubosos.
Viento: Sopla del Oeste con velocidad de 8 km/h.
Humedad relativa: 85%
Presión atmosférica: 1025 hPa
Sensación térmica: -2º
ESTO ES LO QUE SE ANUNCIA PARA MAÑANA:
LLUVIA: 40%. Los pronósticos señalan
posibilidad de lluvia débil entre las 5 y las 10 horas.
CANTIDAD DE AGUA QUE PUEDE CAER: 1,3 litros/m2.
NUBES 70%: Cielos con intervalos nubosos hasta la 01 horas; nubosos
hasta las 4; cubiertos hasta las 7 y con alternancia de nubes
y claros el resto del día.
VIENTO: Soplará entre 6 y 23 Km/h.
TEMPERATURAS: Las previsiones en la página de la AEMet para Arrabalde
señalan -1º de mínima y 8º de
máxima.
PREVISIÓN Y AVISO DE TORMENTAS: No se esperan tormentas.
COTA DE NIEVE: A 1200 m.
SOL: Saldrá a
las 8,42 horas; por
la tarde se pondrá a las 17,52 horas.
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