ARRABALDE EN LA NUBE… Y EN EL CORAZÓN.
23 DE MARZO DE 2020.-LUNES,
EL TIEMPO EN ARRABALDE
Y SU ENTORNO
::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::
CONTENIDO: REFRANERO, LÉXICO, OCASIONALMENTE ALGÚN RELATO, UN MINUTO DE
POESÍA, FOTOS, EL TIEMPO Y COMUNICADOS SI LOS HAY, DE LA ASOCIACION CULTURAL
CASTRO DE LAS LABRADAS.
Evolución DIARIA de los contagios del coronavirus en
España:
Día 23-03-2020, lunes.
Número de contagios: 35.136
casos. (6.368 más)
Número total de fallecidos: 2.311
(539
más que ayer)
Número total de altas: 3.355 (780 más que ayer)
¡¡Ojo!! La OMS alerta: los pacientes
curados aún pueden ser contagiosos durante dos semanas.
Aquí podéis ver la letra pequeña del Decreto que regula el Estado
de Alarma:
https://www.elmundo.es/espana/2020/03/15/5e6dda23fc6c83580d8b4699.html
Número de contagios en
Arrabalde: ninguno. (Hasta donde sabemos, pues la falta
de comunicación entre vecinos hace muy difícil contrastar este dato).
Días que llevamos recluidos
como consecuencia del Estado de Alarma:
DIEZ. (El Estado de Alarma con
todo lo que eso conlleva se mantendrá hasta el próximo día 12 de abril)
“”””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””
Según los datos facilitados a las
21,00 horas del día 23-03-2020 por el Ministerio de
Sanidad, en las siguientes
provincias el coronavirus presenta estas incidencias:
ASTURIAS
Diagnosticados:
662 (117 más que ayer)
Recuperados: 30
(18 más que ayer)
Fallecidos: 22 (12
nuevos fallecidos)
“”””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””
LEÓN
Diagnosticados: 290 (89 más que ayer)
Recuperados: 16 (13 más que ayer)
Fallecidos: 20
(6 más que
ayer)
“”””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””
ZAMORA
Diagnosticados: 90
(31 más que ayer)
Recuperados: 5
(2 más que ayer)
Fallecidos: 4 (1
más que ayer)
“”””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””””
SALAMANCA
Diagnosticados: 404 (139 más que ayer)
Recuperados: 22 (9 más que ayer)
Fallecidos: 24 (3 más que ayer)
::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::
OTRAS PANDEMIAS
¿Sabíais que la mal llamada GRIPE ESPAÑOLA que
tuvo lugar en el año 1918 y duró hasta el 1920, mató en España a más de 300.000
personas y en el mundo a más de 50 millones?
Si sentís curiosidad por conocer
las pandemias que han asolado la humanidad desde que tenemos noción de nuestra
existencia, leed el siguiente artículo. Lo que nos está sucediendo no es nada
nuevo, lo que pasa es que ahora disponemos de más medios de comunicación para
conocerlas y también de más medios científicos para combatirlas, y antes se
acababan extinguiendo ellas solas después de llevarse por delante a millones de
personas.
En otros tiempos en España,
durante las infecciones ocasionadas por la peste
bubónica, llegó a morir tanta gente que hubo muchos pueblos en los que no
quedó nadie, todos murieron, estas localidades no se habitaron más y acabaron
desapareciendo de la faz de la tierra.
El siguiente trabajo fue publicado en La
Aventura de la Historia el 3 de febrero de 2016 por el historiador Juan Carlos Losada. Es un poco largo
pero muy interesante e ilustrativo. Merece
la pena leerlo.
Plagas portadoras de la
muerte: de la peste de Atenas a la gripe española
·
JUAN CARLOS LOSADA
·
Sábado, 14 marzo 2020 -
Las plagas de Egipto, la peste que mató a
Pericles y mermó la Constantinopla de Justiniano, la bubónica que arrasó la
Europa medieval, la viruela de los conquistadores... Repaso a las distintas
pandemias que han golpeado a la humanidad durante la Historia
Desde que
aparece la historia escrita ya hay testimonios de esas masivas enfermedades,
también llamadas pestes, que causaban masivas mortandades. La Biblia ya
describe en las famosas plagas de Egipto una serie
de catástrofes entre las que se incluyen, sin duda, epidemias de gran
virulencia. La Iliada de Homero también recoge episodios de esta naturaleza y
años después se hace famosa la descripción que Tucídices hace de la peste
que asoló Atenas, entre 430 y 426 a.C., durante las Guerras del
Peloponeso, y que hoy se identifica con el tifus exantemático o
con la fiebre tifoidea, y que acabó con el propio Pericles. También
hay testimonios desde la Antigüedad de las fiebres recurrentes que podrían
identificarse como el paludismo, que aún hoy es el azote
de la mayor parte del África subsahariana y amplias zonas de América y Asia y
que hasta hace unos cien años estuvo presente también en Europa.
Tan presentes y mortíferas resultaban, así como la
evidencia de su transmisión por contagio, que enseguida fue utilizada como arma
de guerra por las diversas potencias conquistadoras, lanzando cuerpos muertos
mediante catapultas contra las ciudades o campamentos enemigos: había nacido
la guerra bacteriológica. Testimonios de sucesivas
epidemias se van repitiendo a lo largo de años por parte de autores romanos,
griegos, bizantinos, deduciendo a partir de los síntomas que relatan que se
encontraban ante la viruela, peste bubónica, tifus, cólera y
demás variadas y mortales dolencias. Más conocida era la lepra,
originaria de la India y extendida por Oriente en la Antigüedad y que fue
introducida en Europa por las legiones romanas, haciéndose un mal habitual en
la Europa medieval, aunque no causaba grandes estragos repentinos.
Mucho más grave fue la llamada gran peste de
Justiniano que causó, en tres años, unos 300.000 muertos en
Constantinopla, lo que habría supuesto la pérdida de la tercera parte de su
población. Ésta fue la primera gran epidemia de las que durante más de
doscientos años irían llegando desde Oriente a través del Imperio Bizantino e
irían afectando, en primer lugar, a la cuenca mediterránea y luego a toda
Europa. Ante ellas sólo cabía rezar (se atribuían a castigos divinos por los
pecados del hombre), aislar a los enfermos y la utilización de los métodos
tradicionales para limpiar los aires malsanos, como la quema de maderas
olorosas. Sin duda, ello no fue ajeno a la progresiva decadencia a la que se
vio sometido Bizancio a partir de entonces. Sin embargo, las pestes no
entendían de religiones y en 745 una nueva epidemia asoló Damasco,
contribuyendo al ocaso de los Omeyas. Más tarde, a mediados del siglo XI, un
nuevo flagelo pestífero sacude a Egipto y Siria, poniendo en jaque al
poder fatimita.
SÍFILIS Y SUDOR INGLÉS
Esta pandemia de peste bubónica tiene
el triste mérito de ser la más afamada de la Historia. Sus orígenes se remontan
hasta mediados del siglo XIII, a la región china de Yunnan,
en donde la contrajeron los ejércitos mongoles que la habían sometido.
Las pulgas portadoras de la enfermedad no sólo
afectaban a las ratas, sino también a otros roedores como las marmotas, martas
o zorros, cuyas pieles eran muy utilizadas por los mongoles. De esta manera
habría pasado la enfermedad al ser humano y en 1331 ya se habría extendido por
toda China y a Mongolia. La Ruta de la Seda habría sido
el canal portador, y en 1346 ya se detecta en Crimea. De ahí la transportan los
genoveses y un año después Constantinopla es asolada
y desde ahí, ya con la rata negra como principal vector de transmisión, va
progresando por toda Europa hasta 1354. Un tercio de los 75 millones de
personas que habitaban entonces Europa falleció, causando una catástrofe social
y económica. Hasta el siglo XVIII hubo nuevos brotes ocasionales, aunque
ninguno tuvo la capacidad destructiva del de 1354. Como siempre, la oración y
las cuarentenas fueron los métodos usuales, combinados con otros más
imaginativos como el llevar plantas aromáticas, o colocar sapos o gallos
desplumados junto a los bubones para que absorbiesen sus venenos.
Con la llegada de la Edad Moderna apareció
una serie de enfermedades más o menos nuevas. Una fue el llamado sudor inglés,
que afectaba sobre todo a varones jóvenes de buena posición. Durante muchos
años se la consideró una especie de gripe; a mediados de siglo XX se atribuyó a
hongos venenosos que habían infectado a los cereales y, más recientemente, se
la ha clasificado como una fiebre hemorrágica. Otra
epidemia que, aunque conocida desde el siglo IX, pareció expandirse súbitamente
en el siglo XVI fue la difteria o garrotillo, que causaba especial mortandad
entre la población infantil tras inflamarse la garganta y provocar la muerte
por asfixia. Junto a estas enfermedades también se daba la mortal viruela que,
aunque consolidada en Europa desde el siglo VI, tuvo especial gravedad al ser
llevada por los europeos a todo el mundo, a través de sus expediciones
descubridoras del siglo XVI.
A finales del siglo XV, una nueva epidemia apareció: la sífilis.
Aún se discute si sus orígenes se encuentran en los territorios americanos
recién descubiertos por Colón, o si bien ya estaba latente en Europa. Sin
embargo, a diferencia de las anteriores que amenazaban por igual a todo ser
humano, que eran ciegas e inevitables, la nueva epidemia enseguida se demostró
asociada a la práctica sexual, por lo que adquirió un tinte de claro castigo
divino ante las prácticas conscientes e inmorales de promiscuidad. En este
aspecto, el sida guarda un claro paralelismo con
ella.
LA PESTE BLANCA
El apogeo del comercio y los inicios de la
industrialización al comienzo del siglo XIX desencadenaron un rápido crecimiento
urbanístico. Éste no fue acorde con mejoras en la higiene pública, por lo que
junto a la elevada concentración de habitantes en las abigarradas ciudades y a
la pobre alimentación de gran parte de sus habitantes, se creó un perfecto
caldo de cultivo para que viejas enfermedades encontrasen ahora un magnífico
campo de contagio y expansión. Entre ellas, aparece con inusitada fuerza la tuberculosis,
también llamada peste blanca, que padeció preferentemente la clase obrera,
dadas sus duras condiciones de vida y trabajo, en particular el hacinamiento y
la pobre alimentación, llegando a hacerse crónica en las ciudades durante todo
el siglo XIX y principios del XX.
También, desde finales del siglo XVIII y buena parte del
XIX, Europa se vio asolada por la fiebre amarilla o vómito negro,
enfermedad tropical que, como el paludismo, es transmitida por la hembra de un
mosquito. Ya que este insecto es el vector transmisor, es preciso un hábitat de
humedad y calor para que pueda sobrevivir. Ello hacía de las zonas litorales,
en verano, el lugar idóneo para su propagación, pues el mosquito moría al bajar
las temperaturas nocturnas a partir de los 200 metros de altura,
aproximadamente.
Primeros soldados norteamericanos afectados por la gripe
española.
En 1741 llegó a Cádiz en los
barcos que la unían con Cuba, lo mismo que en 1800,
causando en cada uno de esos años cerca de 10.000 víctimas. Su extensión en los
años siguientes por todas las ciudades y pueblos de la costa andaluza y
mediterránea hizo que hasta 1805 se contabilizaran más de 100.000 muertes.
Durante los siguientes años se hizo endémica, mezclándose con las convulsiones
de la Guerra de la Independencia y las luchas entre liberales y absolutistas.
Especial virulencia tuvo la oleada que afectó a Barcelona
en 1821, falleciendo un 10% de la población. Años más tarde, en 1870, la ciudad
volvería a padecerla, aunque en esta ocasión "sólo" morirían unas
4.000 personas. El balance fue trágico: en toda la Península se pueden cifrar
las víctimas, desde mediados del siglo XVIII hasta la última epidemia en 1870,
en unas 150.000. Sin embargo, siguió siendo endémica en Cuba, en donde se
calcula que a lo largo de todo el siglo XIX mató a cerca de 100.000 residentes,
ensañándose preferentemente con los soldados españoles que acababan de llegar y
que eran más vulnerables, al no haber estado nunca expuestos a la enfermedad.
LOS DIEZ JINETES DEL TERROR
- CÓLERA:
Origen bacteriano (Vibrio cholerae). Afecta al sistema digestivo e
intestinal.
- DIFTERIA: Origen bacteriano (Corynebacterium diphtheriae o bacilo de
Klebs-Löffler). Inflama las vías respiratorias y digestivas superiores y
puede causar hinchazones en la piel.
- FIEBRE AMARILLA: Origen viral (de la familia de los
Flaviviridae). Transmitida por mosquitos. Fiebres elevadas, cefaleas,
náuseas, ictericia y hemorragias.
- GRIPE: Origen
viral (familia de los Orthomyxoviridae). Dolor, congestión, fiebre,
expectoración.
- PALUDISMO: Origen parasitario (parásitos del género
Plasmodium). Transmitida por diversas especies de mosquito del género
Anopheles. Escalofríos, náuseas, cefaleas y fiebres.
- PESTE BUBÓNICA: Origen bacteriano (Yersinia pestis).
Hinchazón de los nódulos linfáticos y septicemia generalizada.
- SÍFILIS: Origen bacteriano (Treponema pallidum). Llagas, colapso del
sistema nervioso.
- TIFUS: Origen
bacteriano (varias especies de Rickettsia). Transmitida por la picadura de
piojos y garrapatas. Fiebre y cefalea.
- TUBERCULOSIS: Origen bacteriano (Mycobacterium
tuberculosis). Dolor, infección general.
- VIRUELA: Origen viral (Variola virus). Erupciones, fiebre,
hemorragias.
El cólera era otro de los
azotes epidémicos existentes desde la Antigüedad, pero hasta el siglo XIX
estaba confinado, casi exclusivamente, en el continente asiático. A principios
de ese siglo, salta a través de las activas vías comerciales a Europa; una vez
más, Constantinopla es la puerta de entrada en 1823.
Diez años después, ya había infectado toda la cuenca mediterránea y se extendía
a América. Una vez más, las ciudades que comenzaban a
crecer desordenadamente, con un sistema de aguas insuficiente e incapaz de
segregar las aguas limpias de las sucias, combinado con los calores estivales,
se convirtieron en el perfecto caldo de cultivo de la enfermedad. España sufrió
epidemias en 1833 y 1834, en 1854, 1865 y 1885, convirtiéndose en el gran
asesino de la población española, pues se calcula en cerca de 800.000 las
víctimas causadas por la cadena de epidemias de cólera sufridas a lo largo del
siglo XIX. Una vez más, el clasismo era uno de los criterios de expansión de la
enfermedad. Ya lo había sido con la tuberculosis que afectaba menos a los bien
alimentados y a los que vivían en mejores condiciones; con la fiebre
amarilla pasaba lo mismo, pues quien podía alejarse de la costa e
ir a vivir al interior también se libraba de ella. En el caso del cólera, los
barrios que disponían de una mejor red de aguas y cuya densidad de usuarios era
menor, tenía menor incidencia de afectados.
El contexto de las guerras carlistas y los
pronunciamientos agravó aún más sus consecuencias. No sólo porque los ejércitos
en movimiento eran transmisores ideales de la enfermedad, sino porque el
populacho exaltado enseguida vio responsables. Así, en julio de 1834, se
produjo la célebre matanza de frailes en Madrid, casi
cien, acusados de envenenar las fuentes. Seguramente sus instigadores no habían
olvidado cómo, durante el Trienio Liberal, la Iglesia había acusado al Gobierno
de desencadenar la ira de Dios a través de la fiebre amarilla. Con estos
sucesos se inauguraba un feroz anticlericalismo que estaría presente en España
durante más de cien años.
GOBIERNOS IMPOTENTES
En marzo de 1918 se desencadenó la última gran epidemia.
Su responsable fue un virus gripal aviar que mutó y
afectó a los seres humanos; algo muy similar a lo acontecido recientemente. Su
origen se estableció en Kansas (EEUU) y los soldados
que llegaban a Francia a combatir en la Gran Guerra se encargaron de
esparcirlo. Aparte de las vías respiratorias, afectaba al sistema neurológico,
provocando la encefalitis de Von Economo. Una segunda
oleada se produjo en otoño, y una tercera y cuarta más, menos letales, en 1919
y 1920. Las vías marítimas y el ferrocarril se encargaron de propagarlo, y en
pocos meses todo el mundo quedó afectado, calculándose en unos 50 millones los
muertos causados. En España las cifras oficiales hablaron de 147.114 muertos,
pero los datos reales duplicaron esta cantidad. Sólo en 1918 fallecieron en
España 700.000 personas y cerca de la mitad se debió a la gripe o a sus
secuelas. Un ejemplo de su peligrosidad: de los 6.000 habitantes de Medina
del Campo, nudo ferroviario, enfermaron 5.200 y murieron 420.
Los gobiernos asistieron impotentes a la epidemia;
prohibieron espectáculos y cerraron colegios, pero autorizaron misas y
conferencias sobre el tema. Se habló de que era un veneno puesto en circulación
por la alemana Bayer, que era producto del pegamento de
los sellos o que eran vapores telúricos fruto de las
obras del metro de Madrid. La gente lo combatía como podía. Sus mortales
efectos excitaron aún más la agitación social que impregnaba el movimiento
obrero de aquellos años y se acentuaron las medidas de higiene, pensando que
algo podría ayudar. Entre ellas, una medida trascendente y ya irreversible para
nuestra vida cotidiana: toda vivienda nueva debería disponer de un retrete que
sustituyese al colectivo que había por planta en las casas de pisos.
UN
SARCÓFAGO DE PLOMO PARA SEPULTAR AL BACILO
Ni se originó en España,
sino en Kansas,
ni entró en Europa por la Península, sino por Francia e Inglaterra, en los
pulmones de los soldados que desembarcaban para combatir en la Gran Guerra.
Pero el hecho de que fuera la prensa española -ajena al
conflicto y, por tanto, a la censura- la primera y más prolífica en informar de
la enfermedad, vinculó para siempre el nombre de "española" a la
gripe más devastadora de la Historia.
Desde entonces, científicos de todo el mundo han intentado
reiteradamente recuperar los restos genéticos del bacilo, para conocer mejor
cómo trabajaba el microorganismo, reconstruyéndolo incluso en los laboratorios.
El pasado otoño, un equipo de investigadores londinense
desenterró el cuerpo de sir Mark Sykes, un aristócrata
inglés fallecido en 1919 a consecuencia de la enfermedad, e inhumado en un
ataúd de plomo que podría conservar en perfecto estado el ADN del virus de
aquella gripe letal, con el objetivo de intentar desarrollar fármacos frente a
una hipotética nueva pandemia.
……………………………………………………………………………………………………………
UN MINUTO DE POESÍA.-Espacio abierto a quien
desee publicar alguna de sus obras poéticas, tanto en verso como en prosa
poética. Puede hacerlo con su nombre o con seudónimo, como prefiera. Los envíos
podéis remitirlos al correo: castrocelta@hotmail.com
Hoy vamos a leer un poema de la
poeta Mía Gallegos, (San José de
Costa Rica, 1953)
Mi rebelión
Un día partí lejos.
Cuando mi padre se olvidó
que yo tenía senos.
Callé de golpe y dije adiós.
-Decir adiós es tener
pájaros feroces en las manos-.
Me fui hacia allá
donde todo es azul
y es torrencial y fresco:
la montaña.
Iba con mi arado silencioso
y un alto sueño de tambores
en las manos.
Inmensa,
conjugada con el viento,
recorriendo la cordillera
de mi vientre,
fresca como la santalucía
que nace libre
en los parajes.
Después ya nadie
me pronuncio en las clases,
ni en mi barrio
ni en mi casa.
Solo la leyenda
de mi valija al hombro,
con mi mochila de luz
creciendo arriba
de mi espalda.
Después,
ya nunca preguntó mi padre
si yo tenía lápida,
cruz
o alguna azucena dormida
entre los dedos.
Un día partí lejos.
Cuando mi padre se olvidó
que yo tenía senos.
Callé de golpe y dije adiós.
-Decir adiós es tener
pájaros feroces en las manos-.
Me fui hacia allá
donde todo es azul
y es torrencial y fresco:
la montaña.
Iba con mi arado silencioso
y un alto sueño de tambores
en las manos.
Inmensa,
conjugada con el viento,
recorriendo la cordillera
de mi vientre,
fresca como la santalucía
que nace libre
en los parajes.
Después ya nadie
me pronuncio en las clases,
ni en mi barrio
ni en mi casa.
Solo la leyenda
de mi valija al hombro,
con mi mochila de luz
creciendo arriba
de mi espalda.
Después,
ya nunca preguntó mi padre
si yo tenía lápida,
cruz
o alguna azucena dormida
entre los dedos.
Mía Gallegos
--------------oooOooo-------------
FOTOS DE AYER Y DE HOY:
A veces miras al cielo y coincide que ves sobrevolando la cigüeña sobre tu cabeza,
o cualquier otro pájaro que se aleja o está ojeando el paisaje desde arriba en
busca de alimento. Porque la vida en la naturaleza es así, hay muchos animales
que su vida depende de la muerte de otros. Los hombres también nos hemos hecho
así, para sobrevivir matamos. ¡¡Qué terrible injusticia!!. Y luego viene algo
tan ínfimo como un virus que solo podemos ver a través de un microscopio, y nos
lleva por delante como el viento se lleva las hojas muertas. ¡Qué poco somos!
Y,
efectivamente, somos muy frágiles y poca cosa, pero endemoniadamente
inteligentes (algunos), y le hemos declarado la guerra a ese bicho. Está
matando mucha gente, pero lo acabaremos dominando y encerrando en la cárcel de
una probeta para siempre. Puede que luego se escape alguna vez, como es su
obligación pues nadie quiere vivir encerrado eternamente, pero para entonces ya
sabremos quien es, como se llama y su ADN, pondremos precio a su cabeza y carteles
de “Se Busca” en todas las esquinas y vallas publicitarias, y comenzaremos una
persecución implacable hasta que algún caza-recompensas de con él, lo vuelva a
detener y encerrar de nuevo para otra larga temporada. Como hemos hecho con el
sarampión, la viruela, la tuberculosis, el paludismo y un larga lista de virus
delincuentes.
Dos palomas surcando nuestros cielos
Todas las demás fotos son de un águila oteando desde el aire su territorio de caza. Estaba muy lejos, lo mismo que las palomas, y estas fotos son lo máximo que pude hacer.
EL TIEMPO EN ESTE DÍA QUE PASÓ:
TEMPERATURAS REGISTRADAS HOY:
Mínimas: 4º
Máximas: 15º
TEMPERATURA Y DATOS
REGISTRADOS A LAS 24,00 HORAS DE HOY:
El termómetro
señala: 8º
Estado del cielo: Poco nuboso
Viento: Sopla del Noreste con velocidad de 4
km/h.
Humedad relativa: 94%
Presión atmosférica: 1018
Sensación
térmica: 8º
QUÉ TIEMPO TUVIMOS HOY: Cielos con nubes
y claros (más nubes que sol) durante la mañana y primeras horas de la tarde, y
soleados el resto del día.
ESTO ES LO QUE SE ANUNCIA PARA MAÑANA:
LLUVIA: 20% de posibilidades. Los pronósticos no
señalan riesgo de lluvia.
CANTIDAD DE AGUA QUE PUEDE CAER: 0 l/m2.
NUBES 30%: Cielos despejados
hasta las 7 de la mañana; con intervalos nubosos hasta las 19 y despejados
el resto.
VIENTO: Soplará entre 4 y 16 km/h
TEMPERATURAS: Las
previsiones en la página de la AEMet para Arrabalde señalan 4º de mínima y 16º de
máxima.
PREVISIÓN Y AVISO DE TORMENTAS: No se esperan
tormentas.
COTA DE NIEVE: Sin registros.
SOL: Saldrá a las 7,18 horas; por la tarde se pondrá a las 19,41 horas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario