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viernes, 20 de diciembre de 2013

DIA SOLEADO, TEMPERATURAS BAJAS DURANTE EL DÍA Y MUY FRÍAS POR LA NOCHE.

EL TIEMPO EN ARRABALDE


TEMPERATURAS REGISTRADAS HOY DIA 20 EN ARRABALDE:

MÍNIMAS: -2º
MÁXIMAS: 7º

VIENTO:

VELOCIDAD MÁXIMA: 14 km/h.
VELOCIDAD MÍNIMA:  2 Km/h.

Día soleado pero con temperaturas bajas durante el día y muy frías durante la noche.


PRONÓSTICO DETALLADO DEL TIEMPO QUE SE ESPERA EN ARRABALDE PARA MAÑANA DIA 21-12-13, MIERCOLES.


LLUVIA: 3% de probabilidades. No se espera lluvia.

CANTIDAD DE AGUA que pudiera caer: 0 litros/m2.

NUBES: 66%; cielos poco nubosos hasta las 4; nubosos y cubiertos hasta las 13 y despejados el resto.

 COTA DE NIEVE: A 1900 m. (Arrabalde está a 776 metros, y el punto más alto de la sierra a 989 m.) Los pronósticos señalan nieve para los días 25 y 26 a 800 m., de lo que se deduce que podría nevar en Arrabalde.

VIENTO: Soplará de procedencia variable a lo largo de toda la noche y todo el día,   con velocidad entre 7 y 11  km/h.

TEMPERATURAS: Las mínimas estarán en el entorno de los -2º, y las máximas alcanzarán 8º, pero descenderán con rapidez y sobre las 20 horas ya habrán alcanzado -1º.  

HUMEDAD RELATIVA DEL AIRE: Oscilará entre la máxima del 85% (10 horas) y la mínima del 47% (16 horas).

PRESIÓN ATMOSFÉRICA: Oscilará entre 1030 y 1034 hPa.

TRUENOS: 0% de probabilidades.

SOL: Los que madruguéis en Arrabalde podréis comprobar que el sol saldrá a las 08,48 horas; por la tarde se pondrá a las 17,55 horas.

LUNA: 82% de iluminación. Luna nueva el día 31 de diciembre.

Días que llevamos de otoño: 89

Días que faltan para la llegada del invierno: Ninguno, mañana entra el invierno

Días que faltan para la llegada de la Navidad: 04

El otoño durará 89 días y 20 horas, y terminará el 21 de diciembre con el comienzo del invierno.

ANTIGUO REFRANERO ESPAÑOL: La buena vaina no hace buena espada.


Lo dijo J. Joubert: “La ternura es la pasión en reposo…”





SE ACERCA LA NAVIDAD Y HOY QUIERO FELICITAROS ESTAS ENTRAÑABLES FECHAS CON LA FOTO DE UNO DE LOS MOLINOS DE ARRABALDE, HECHA EL AÑO PASADO DURANTE UNA DE LAS NEVADAS QUE CAYERON.



Os animo a ver el vídeo y escuchar su contenido a través del siguiente enlace, es del poeta Aurelio Fernández Ovies. Os gustará.


Lo que más nos movía y nos entusiasmaba, como siempre sucede, era el tiempo de espera, la ilusión prematura, las calles con las luces de las grandes ciudades, los anuncios con pinos, trineos y nevadas. Lo que más, era el halo de bondad que brillaba en la luz de los días más breves de la vida, el frío que incitaba a estar en torno al fuego, el aroma a cariño y a paz y espumillón y nueces melancólicas que inundaba la casa.

Y también arrancar al almanaque antiguo sus últimas jornadas y colgar uno nuevo en la pared, debajo de la radio, con retratos de gatos en un cesto o la imagen de un santo o una virgen que derramaba lágrimas. Pegar en los cristales recortes de revistas: hojas verdes de acebos, estrellas y tambores, siluetas de montañas. Y encender pronto el árbol, aunque gastara luz, repleto de postales y motas de algodón y cantar villancicos, en vez de hacer deberes, desde por la mañana, aquel de aquellos peces que bebían en el río y el del chiquirritín, chiquirriquitín, queridito del alma y el del rín, rín, yo me remendaba, yo me remendé, aquellos de Belén y ángeles y campanas.

Y ver sobre la mesa tantas cosas tan ricas, sopas de ajo con pan duro y con claras; algún pez grande al horno, pescado por mi padre; un poco de jamón y algún fiambre y queso; compota hecha de pera, higos pasos, manzanas. Y partir el turrón, tan gordo y tan sabroso, con martillo y cuchillo. Y comer mazapanes que llegaban de Soto y espesos polvorones de aquellas grandes cajas. Y saborear la dicha de estar juntos y alegres (aunque fuera mentira, parecíamos siempre más contentos que nunca), y escuchar a Juanita, que cantaba las coplas de allá de Puerto Lápice, con zambomba y con palmas.

Y soñar que aún quedaban muchos días de fiesta y noches espaciosas de ir muy tarde a la cama. Y aguardar por los Reyes que aún estaban lejanos, cuyo perfil veíamos en cualquier sombra o nube, en cualquier astro claro del cielo inalcanzable, en cualquier rama seca con corona de muérdago. Y echar en los buzones los deseos imposibles escritos con remite en inocentes cartas. Y esperar. Lo que más nos gustaba, como ocurre a los hombres, era el preámbulo intenso, la agitación del antes, la ensoñación, la dicha de lo previo o lo núbil, la emoción imprecisa de la propia esperanza.


 Aurelio González Ovies

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