EL
TIEMPO 2017
MES DE ENERO
Era mi intención retomar hoy el día a día en el blog y volver a esta amable rutina de comentaros
el tiempo, alguna novedad o noticia sobre Arrabalde, aunque cada vez es más
difícil dada la ausencia de cualquier tipo de actividad digna de mención, así
como volver a la poesía y a las fotografías diarias, pero las circunstancias
mandan y no creo que pueda hacerlo antes del día 8.
Os espero a partir de ese día. Habrá nuevos y hermosos
poemas, y también nuevas fotos e imágenes de nuestro pueblo y sus gentes que
estoy seguro os gustarán.
EL TIEMPO EN ARRABALDE Y SU ENTORNO
ARRABALDE, 04-01-16.-MIÉRCOLESO
ANTIGUO
REFRANERO ESPAÑOL.- Hoy
voy a unificar poesía y refranero en este bello poema
de Alfonso Reyes titulado LOS CABALLOS
¡Cuántos
caballos en mi infancia!
atados de la argolla y cabezada,
en el patio de coches de la casa,
desempedrando el suelo en su impaciencia
y dando gusto a las rasposas lenguas,
los caballos lamían largamente
el salitre de las paredes.
Aprendí a montar a caballo
en el real de San Pedro y San Pablo.
Éste era un alazán de trote largo
que se llamaba —pido perdón— el Grano de Oro.
Mi padre, poeta a ratos,
y siempre poeta de acción,
cuidaba como Adán del nombre de las cosas:
—Para algo tienen cuatro cascos,
para andar de prisa.
pónmele un nombre raudo como el rayo,
quítale ese nombre que da risa.—
atados de la argolla y cabezada,
en el patio de coches de la casa,
desempedrando el suelo en su impaciencia
y dando gusto a las rasposas lenguas,
los caballos lamían largamente
el salitre de las paredes.
Aprendí a montar a caballo
en el real de San Pedro y San Pablo.
Éste era un alazán de trote largo
que se llamaba —pido perdón— el Grano de Oro.
Mi padre, poeta a ratos,
y siempre poeta de acción,
cuidaba como Adán del nombre de las cosas:
—Para algo tienen cuatro cascos,
para andar de prisa.
pónmele un nombre raudo como el rayo,
quítale ese nombre que da risa.—
Los caballos lamían largamente
el salitre de las paredes.
Me hacían jinete y versero
el buen trote y sus octosílabos
y el galope de arte mayor,
mientras las espuelas y el freno
me iban enseñando a medir el valor.
Pero, aunque yo partiese a rienda suelta,
mi fuga no pasaba de la esquina:
El caballo era herencia de un gendarme borracho
y paraba sólo en los tendajos.
¡Oh ridículo símbolo
de una prudencia que era apenas vicio!
Y me fui haciendo al tufo dulzón
y al fraseo del guadarnés
y a todos los refranes del caso:
En la cuesta,
como quiera la bestia,
y en el llano,
como quiera el amo.
Y aquella justa máxima que parece moneda:
Nunca dejes camino por vereda.
Fragmento de un poema de Alfonso Reyes
Río de Janeiro, 13 de diciembre de 1934
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FOTOS DE AYER Y DE HOY.- Noche de niebla en León. La Catedral.
El castañero
Plaza de Guzmán "El Bueno"
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