ARRABALDE,
24-06-2015, MIERCOLES
Aquí estamos de nuevo amigos, intentando retornar a la rutina del día a
día con el ánimo ya más tranquilo, después de casi una semana de hospitales y
de andar con el corazón encogido.
Nos fuimos el lunes día 15 para Asturias pues el domingo habían ingresado
a mi padre en el Hospital de Jove, en principio por nada aparentemente
importante, pero el lunes le dio un infarto que no lograron detener y que fue
progresando hora a hora hasta acabar con su vida.
Los que conocisteis a mi padre sabéis que era un hombre afable, sencillo
y bueno en el más amplio sentido de la palabra, que nunca se enfadaba y sabía
hacerse querer, y con un envidiable sentido del humor que nos hizo pasar agradables
e inolvidables ratos en su compañía.
Tanto fue así que hasta en su velatorio, y a pesar del dolor que
sentíamos por su inesperada pérdida, en más de una ocasión no pudimos aguantar
la risa recordando anécdotas de su vida, dichos y hechos de los que fue y nos
hizo protagonistas con su especial y socarrón sentido del humor.
Hasta su médico de cabecera decía
de él: “Este Orencio tiene una retranca…!
Pues no había vez que, yendo a su consulta, no se “quedara con él” hasta el punto de que el médico no sabía si le
hablaba en serio, en broma o le estaba vacilando, para luego acabar echando los
dos unas risas.
Tengo que decir que él y su médico sintonizaron desde el primer día, y que
aquel estupendo doctor, hoy ya jubilado y al que tanto echó de menos, era
conocedor del buen humor y forma de ser de mi padre.
Si nos estaba viendo en el velatorio, como así quiero pensar que sería,
estoy seguro de que se sentiría feliz de ver con cuánto cariño y buen humor lo
recordábamos.
Desde aquí quiero rendirle un cariñoso y sentido homenaje, pues fue un
padre, abuelo y bisabuelo bondadoso y ejemplar que, a su manera, con esa sabia
filosofía de los hombres de antes que los años afianzan en las personas buenas
y sencillas, supo transmitirnos cualidades y valores que nos hicieron crecer
humana y emocionalmente a lo largo de nuestras vidas.
La prudencia, la honestidad, la tolerancia, el respeto hacia los demás,
la austeridad, la justicia, la paciencia, el amor a la familia… y tantas otras,
formaron parte de las enseñanzas que se esforzó en transmitirnos y que, sin
lugar a dudas, fueron su mejor y más enriquecedora herencia.
Pero la muerte es la muerte, y como decía el poeta:
¡Qué sencilla es la
muerte: qué sencilla,
pero qué injustamente
arrebatada!
No sabe andar despacio,
y acuchilla
cuando menos se espera
su turbia cuchillada.
Miguel
Hernández
Queremos agradecer de corazón todas las incesantes muestras de
condolencia y afecto recibidas, tanto de los familiares como de amigos,
vecinos, compañeros y conocidos; y tanto las presenciales como las
llamadas telefónicas y los correos electrónicos recibidos. A todos ellos muchas
gracias y un brazo muy fuerte.
Descansa en paz, nunca te olvidaremos.
2 comentarios:
Cuanto lo siento One,sé muy bien de lo que hablas y como te tienes que sentir,porque mi Sera era igual que tu padre.
Recibe mi más sentido pésame y te acompaño en el sentimiento.
Un millón de abrazos de parte de Chony y de la mía.
Gracias Mónica. Un fuerte abrazo.
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